Cada vez es más frecuente encontrarse con iniciativas y empresas que luchan contra el desperdicio alimentario, un problema que además está relacionado con el cambio climático. En España ha aterrizado hace solo un año Phenix, una práctica herramienta contra el food waste.
En España, país en el puesto 13º de UE en cuanto a volumen de alimentos que se desperdician, se tiran a la basura más de 176 kg de alimentos/ per cápita cada año. A nivel mundial, se desperdicia 1/3 de la producción de alimentos lo que equivale a 730 millones de euros que se van con ellos a la basura. En nuestro blog hemos hablado en repetidas ocasiones sobre cómo evitarlo, pero on todo ello, saber que si se evitara 1/4 de esa cantidad de alimentos se podría alimentar a 870 millones de personas, hace que no dejemos de llevarnos las manos a la cabeza.
Motivos suficientes para que Phenix, una startup que nació a finales del 2019 en España y gestiona donaciones de productos aptos para el consumo que los comercios suelen tirar, se sumó a la batalla contra el food waste. Ya cuentan con más de 600 establecimientos con los que colaboran y en ¡La Colmena Que Dice Sí! hemos querido probar la experiencia en tres de ellos.
¿Cómo salvar la comida?
Es tan sencillo como descargarse la app de Phenix y una vez esté completado el registro comiences a buscar por cercanía, comodidad o preferencia los locales disponibles que más te convengan. Y el día que se quiera rescatar comida seleccionar el local y el número de cestas que se quieran, dependiendo las que haya disponibles. Una vez se haya efectuado el pago, tu pedido se habrá realizado y estará listo para recoger.
Nuestro estreno ha sido con tres establecimientos de Madrid próximas unas a otras. En cuestión de media hora hemos salvado desayuno, comida, merienda y cena. Lane Cove Deli (calle de José Ortega y Gasset, 55) ha sido la primera de la lista, una coqueta panadería, repostería a la par que cafetería que pronto ampliará su oferta con más tapas, todas ellas viajeras. Allí sus propietarios esperaban con una bolsa (3,99€) cuyo interior contenía crema de brócoli, una empanada cubana, una generosa barra de pan y una napolitana de chocolate que aún desprendía olor a recién hecha. Abiertos desde abril, y felices por la acogida que ha tenido en el barrio, se suman a la lista de valientes de la restauración que se lanzaron recientemente al ring y luchan por sobrevivir.
A un paseo no muy largo se encuentra Vegamazing Doughnuts (Duque de Sesto,31), una golosa y acogedora tienda, dog friendly, donde venden donuts veganos y algún que otro tentempié como sus tostas, además de refrescos y cafés. Disfrutando de ese embriagador olor hemos esperado a la entrega de nuestra bolsa, no sin antes acceder a la opción de recoger pedido de la app, paso que debe repetirse en cualquier recogida. Tras una agradable conversación con la propietaria sobre donuts y las iniciativas contra el food waste, hemos puesto rumbo -con nuestro paquete de donuts (3,29€)- a la última parada.
Kiva Padilla (Padilla, 72) es una tienda de alimentación ecológica cuya filosofía va de la mano de un estilo de vida sano y saludable con un gran surtido de productos que cubren diversos gustos y necesidades. En la bolsa (2,99), acelgas, cebollas, manzanas, peras, zanahorias, peras y limas que puede que hubiesen acabado en la basura y que estando en perfecto estado serán perfectas para convertirse en purés o licuados.
En las tres visitas, el contenido de la bolsa todo era sorpresa, muchos locales que venden diversos productos no lo indican previamente y hay que reconocer que tiene su punto de emoción y su parte de razón.
Salvar comida sin descuidar la ética
España parece que todavía le está tomando el pulso a estas iniciativas, en el caso de las tiendas visitadas, los pedidos solían ser de diferente naturaleza, pero ahora que todavía se están sentando las bases de estos sistemas contra el food waste, debemos poner todo el empeño por hacerlo bien y de forma moral y consciente.
No confundir el intentar ser solidario con el intentar ser aprovechado, la línea que lo divide puede llegar a ser muy delgada. Una situación de la que se ha percatado la propietaria de Vegamazing, que bien sabe de salvar comida pues antes de colaborar con Phenix solía contribuir con donativos de excedentes a varias asociaciones de La Latina.
A pesar de estar contenta de estar luchando contra el desperdicio alimentario cree que hay personas que no hacen un uso debido del servicio sin estar realmente en situación de necesidad recogiendo lo que no ha vendido durante el día por la tarde, pudiéndolo haber comprado por la mañana. Siendo donuts veganos lo único que vende, el consumidor sabe siempre que acabará consiguiendo lo que quiere, por lo tanto, cruzando el límite de la ética. El hecho de evitar que se tire comida a la basura es aplaudible, pero ha de tenerse en cuenta también el valor que tiene ese alimento pudiéndole hacer más falta a otras personas en mayor necesidad que nosotros.
Escrito por Natalia Martínez, periodista gastronómica.
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