Pacto Verde: un millón de voces sobre pesticidas, ignoradas.

En diciembre de 2019, la Comisión Europea anunció una revolución ecológica, un “Pacto Verde” que haría que la agricultura fuera más verde y saludable. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué no se ha concretado este pacto?

“Perdimos la mejor oportunidad para cambiar la legislación”, lamenta François Veillerette. Como miembro del consejo de Pesticide Action Network Europe, una federación de asociaciones que lucha contra la contaminación agrícola, François es uno de los líderes en la lucha contra los pesticidas en el continente.

Y hay mucho por hacer, ya que la agricultura europea nunca había utilizado tantos pesticidas en sus campos, a pesar de las buenas intenciones de sus líderes.
Sin embargo, en diciembre de 2019, la Comisión Europea anunció una revolución ecológica, un “Pacto Verde” que haría que la agricultura fuera más verde y saludable. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué no se ha concretado este pacto?

Peligros bien conocidos

La Agencia Europea de Medio Ambiente, responsable de recopilar datos y ayudar a los Estados miembros a tomar las mejores decisiones, lanza constantemente alarmas. “La exposición a los pesticidas está relacionada con una amplia gama de efectos directos e indirectos sobre la biodiversidad, contribuyendo al declive de las poblaciones de insectos, aves, murciélagos, lombrices de tierra, plantas acuáticas, peces y anfibios, entre otros”, afirma Constant Brand, uno de sus portavoces.

Más del 75% de la biomasa total de insectos voladores ha sido exterminada en los últimos 30 años, una causa directa de la pérdida de 20 millones de aves cada año en el continente. De todos los animales, los humanos no se salvan: “La evidencia científica indica un vínculo entre la exposición a los pesticidas y una variedad de enfermedades, incluyendo cáncer, trastornos neurológicos, enfermedades cardiovasculares y efectos reproductivos”, relata Constant Brand.

Nada menos que una revolución

Afortunadamente, la Comisión Europea tomó el peligro en serio en su plan más ambicioso lanzado en 2019: el “Pacto Verde”. El objetivo general era lograr la neutralidad climática para 2050, actuando en todos los sectores de la economía al mismo tiempo.

En el ámbito agrícola, la Estrategia “De la granja a la mesa” buscaba hacer sostenible todo el sistema alimentario de la UE para 2030. Esto incluía aumentar la proporción de agricultura orgánica del 8.5% al 25%, reducir el uso de fertilizantes en un 20% y, sobre todo, reducir a la mitad el uso de pesticidas químicos. Este último objetivo se estableció en un proyecto de regulación europea, con la prohibición de todos los pesticidas en áreas sensibles, como los espacios verdes urbanos y las áreas Natura 2000.

Finalmente, los fondos de la nueva Política Agrícola Común (PAC) debían compensar a los agricultores por los costos de implementar esta regulación. Todo estaba listo para liberarnos de los pesticidas.

Más de un millón de voces ignoradas

Pero algo salió mal. La propuesta de la Comisión fue atacada por la mayoría de los eurodiputados, que temían una caída en la producción agrícola en un momento en que Ucrania estaba en guerra y los precios de los alimentos estaban aumentando. Sus temores se vieron alimentados por estudios del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea.

Esta no era la opinión de 6.000 científicos, quienes señalaron que la Estrategia “De la granja a la mesa” era sistémica y que cambiar las prácticas agronómicas mejoraría la competitividad de las granjas europeas. A su vez, la sociedad civil se movilizó, con una petición firmada por más de un millón de ciudadanos europeos.

En vano: el texto fue despojado de sus medidas vinculantes y finalmente rechazado por el Parlamento el 21 de noviembre de 2023. ¿Un simple revés? No: frente a las protestas de los agricultores en febrero de 2024, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que retiraba definitivamente el proyecto. Aplausos del lobby agroindustrial europeo, que ganó la batalla… gracias a un aliado internacional.

Los sospechosos de siempre

“No fue algo casual”, explica François Veillerette. “Todo esto ha sido orquestado en Europa por los lobbies de las industrias agrícola y química, pero también, como descubrimos recientemente, por agencias de Estados Unidos con vínculos con los servicios americanos”. De hecho, en septiembre de 2024, un consorcio de periodistas de investigación internacional reveló el trabajo de cabildeo llevado a cabo por empresas con vínculos directos con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

Establecimiento de una red social privada para conectar políticos, funcionarios públicos y comunicadores de la industria, creación de argumentos para desacreditar la agricultura orgánica y otros métodos alternativos… “Hicieron todo lo posible para desarmar y torpedear el Pacto Verde con cierto éxito, debo admitir”, lamenta François Veillerette.

Así que volvemos a 2019, sin un objetivo vinculante de reducción de pesticidas. Como era de esperar, la agroindustria sigue su curso habitual: el 30 de septiembre, el Tribunal de Cuentas Europeo analizó las medidas implementadas por los Estados miembros en el marco de la PAC para el período 2023-2027. El resultado: será altamente insuficiente para alcanzar los objetivos del Pacto Verde.

¿Qué podemos esperar ahora de los líderes de Europa? François Veillerette intenta mantenerse esperanzado: “Las cifras son tercas, y los estudios sobre el medio ambiente y la contaminación del agua por pesticidas muestran una continua degradación. Así que esperamos que los políticos recobren el sentido común y reúnan el coraje político para introducir medidas que cambien las cosas.”

Por Aurélien Culat

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