En España, el 90% de los municipios se encuentran en el medio rural y son habitados por un 20,33% de mujeres y un 21,57% de hombres. Así que las mujeres suponen la mitad de la población rural.
Estamos en un momento donde las mujeres reivindican su papel en el medio rural, el cual en pleno siglo XXI sigue siendo masculino. Han empezado una revolución para conseguir mejoras en su situación: reclamar ayudas, emprender, defender su papel y que se les de la visibilidad que merecen. Ellas producen más de la mitad de los alimentos mundiales pero en cambio, hay una gran desigualdad con los hombres: tienen poco acceso a puestos de toma de decisiones, financiación y a servicios e infraestructuras públicas y una brecha salarial que roza el 25%. La propia FAO aseguró que si las mujeres tuviesen el mismo acceso que los hombre a las decisiones, a los recursos y a los servicios, la capacidad productiva del planeta aumentaría.
CAMBIO DE MENTALIDAD
Ya han pasado cinco años desde que se aprobó la Ley de Titularidad Compartida en explotaciones agrarias y de las 100.000 mujeres españolas que se preveía que se inscribieran, sólo lo han hecho 251.
No solamente se necesitan derechos escritos para el sexo femenino, sino un cambio más profundo. Las estadísticas muestran que algunas de las mujeres titulares son viudas, demostrando así que los hombres siguen siendo los titulares y las mujeres son la ‘ayuda invisible’.
¿Qué es la titularidad compartida? No hay que confundirla con propiedad. La titularidad de una explotación es de la persona que se encarga de gestionarla y trabajarla, tanto si es el dueño como si no lo es. Por ejemplo, en una familia las tierras pueden haber quedado en herencia a uno de los hijos varones pero, la hermana de éste sigue trabajando en ellas. La Ley de Titularidad Compartida permite que ésta sea cotitular (no dueña) y cotice en la Seguridad Social, compartiendo gastos, beneficios y temas fiscales y sociales. Ésto le da derecho a una compensación por los años trabajados. Si no fuera cotitular, no tendría derecho a nada y su trabajo seguiría siendo invisible.
Pero algunos de los problemas que encuentran muchas mujeres para hacerlo, son la marcada mentalidad conservadora que sigue envolviendo al sector y el exceso de burocracia que hay a la hora de realizar el registro.
EMPRENDEDORAS RURALES
Según datos oficiales que muestran el emprendimiento de la mujer en la agricultura y la ganadería, a día de hoy en España un 9% de las explotaciones son gestionadas por mujeres. Aunque la cifra sea pequeña, tiene un lado muy positivo y es que ésta va en aumento debido a que la gran mayoría de emprendedores de este sector, son del sexo femenino.
En la última celebración de los Premios Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales de España encontramos el ejemplo de Regina Monsalve. Regina es ingeniera técnica agrónoma y su labor empezó en 1998. Ésta se centraba en recuperar la oveja guirra de Valencia la cual estaba en peligro de extinción. Su trabajo ha dado como resultado que haya el doble de ovejas madres y unas 6.000 hectáreas de pasto, todo desarrollado bajo ganadería ecológica.
«Estos premios muestran que nosotras también apoyamos el desarrollo del medio rural a través de proyectos innovadores y de modernización del sector agroalimentario que impulsen la actividad económica, creen empleo y fijen población en nuestros pueblos; además de contribuir a la diversidad biológica y a la protección del medio ambiente», explica Monsalve.
Otro de los premios se entregó a Susana Gordo la cual desarrolló un proyecto de agricultura ecológica gestionado totalmente por mujeres y materializado en ‘Masía Ana’ una finca en Alcossebre que ha apostado por una producción 100% ecológica.
Y hay muchas más mujeres, como por ejemplo Marina, ganadera en Vacanegra, una empresa familiar que formó su padre y donde ella, junto a sus hermanos, ha continuado. Su propósito es recuperar el valor de las razas autóctonas de vacas como la avileña negra ibérica y a raza bociblanca, ésta en peligro de extinción. Marina también se ha apuntado a vender directamente su carne a través de diferentes Colmenas de Madrid y en este vídeo nos lo explica:
Durante los últimos años, y gracias a la apuesta por la venta directa, nuevos perfiles de agricultores y agricultoras están cambiando la tendencia de producir y distribuir los alimentos. Son jóvenes que siguen con el legado familiar pero quieren hacer las cosas diferentes, y también otros que dan un giro radical en su vida y abandonan la ciudad para vivir y trabajar en el campo; los y las llamadas neorrurales.
Lo que define a todas estas personas es tener un espíritu emprendedor. La organización Abraza la Tierra, que guía a los neorrurales, confirma que la gran mayoría hace el cambio con un proyecto de trabajo ya pensado. Como Alicia, una mujer de 38 años que dejó su trabajo en la ciudad y decidió ir al campo, dónde se encargó de la yeguada de su familia. Actualmente, produce leche ecológica y ha sido elegida como mejor ganadera joven europea.
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