“Las personas no desean seguir consumiendo de forma pasiva, desean participar en el desarrollo de productos que tengan sentido para ellos” (Alvin Toffler)
¿Cuántos kilómetros ha recorrido la pieza de fruta que está en tu despensa? ¿Por cuántas manos pasó antes de que le dieras ese bocado? Seguramente no puedas responder a esta pregunta por un motivo muy sencillo: hemos perdido la conexión entre productores y consumidores. Los diferentes sistemas de venta directa se consideran poco eficaces y han perdido fuerza e interés ante un consumidor cada vez más acomodado e influenciable.
La llegada de los grandes supermercados consiguió que la mayoría de los españoles olvidásemos la compra de proximidad. El cambio comenzó cuando nos empezó a dar igual el consumo de proximidad. Cuando los aditivos nos ayudaron a sustituir los sabores originales por sabores estandarizados. O simplemente, cuando nos daba igual si el dinero de nuestros carros de la compra iba principalmente a bolsillos de intermediarios en lugar de los productores.
Todos conocemos los efectos: se compran productos aunque no sean de temporada, se resta importancia a la procedencia, se obvia el uso de pesticidas, hormonas o antibióticos. Se compra mucho y barato, se tira mucho y a menudo. Pero también, brota un desencanto a la que nos sumamos: no queremos seguir cometiendo los mismos errores.
Cada vez hay más consumidores pero también más productores que quieren huir del circuito comercial masivo y quieren recuperar el contacto. Sólo hacía falta la llegada de soluciones que facilitaran la comunicación abaratando costes o simplificando procesos. Y con este objetivo nacieron las plataformas digitales de distintos emprendedores sociales. Cada día observamos cómo avanzan en sus propuestas trabajando duro para ofrecernos soluciones colaborativas que conectan productores locales y ciudadanos.
Estas iniciativas suponen una gran esperanza para reequilibrar el poder en el sistema agroalimentario, devolviendo a los productores la función social de abastecer a la población de alimentos sanos, locales, de calidad, recuperando las relaciones entre campo y ciudad, y manteniendo un empleo sostenible en el medio urbano y rural.
La tendencia es clara: queremos recuperar el consumo de proximidad y queremos volver a contactar de manera más directa con los productores. Y por fin hay herramientas online que pueden ayudarnos.
Productor y Consumidor unidos por un bien común
¡Ya estamos cansados de que comer sano y responsable sea caro y complicado! Por eso os traemos buenas noticias: cada vez es más fácil, más económico y más accesible. La economía colaborativa está agitando el sector de la alimentación con nuevas ideas y modelos que están devolviendo el valor a la alimentación local.
No solo por seguir la corriente de los productos ecológicos, sino por la responsabilidad, y curiosidad, de conocer a quién cultiva los productos que acaban en tu despensa. Tener un contacto directo con el productor te permite empatizar con él, entender el valor nutricional de los productos y qué impacto tiene la manera de producirlos sobre el medioambiente. Sobre el planeta en el que habitamos. Un productor contándote su saber y experiencia, es el mejor impacto para compartir retos e inquietudes sobre el cambio de consumo necesario, tanto a nivel nutricional como social.
Y no es sólo una opinión sesgada, las cifras de consumo corroboran esta tendencia. Los estudios sobre Hábitos Nutricionales y Estilos de Vida de las Familias en España destacan que en el pasado año, aproximadamente el 70% de los españoles ha adquirido productos locales y, de entre ellos, 3 millones son los que se han iniciado en su consumo durante este tiempo. La razón es que estos productos locales o considerados de kilómetro 0 gozan de mayor credibilidad y confianza por su autenticidad y naturalidad. También, se ha producido una mayor demanda de productos orgánicos o ecológicos, que ya forman parte de la mesa de más de 25 millones de españoles.
¿Y si empezaras a producir tú también?
Hablamos de dar el salto a un consumo diferente pero también de una producción diferente. Y para ello, necesitamos emprendedores que apuesten por hacer crecer y mejorar la oferta actual. Cada día surgen nuevas iniciativas en torno a nuevos modelos de alimentación sostenibles donde la cultura colaborativa y la inteligencia colectiva está muy presente.
No te limites a repensar un rol consumidor, también puedes repensar tu rol como productor. Ya sea a través de una pequeña producción en casa, en un huerto urbano, en una pequeña cooperativa o como propuesta de emprendimiento profesional.
Actualmente hay muchos ciudadanos procedentes de entornos urbanos que profesionalmente están dando un salto hacia el sector agrícola como una oportunidad laboral. Si tenemos en cuenta que según datos del Banco Mundial, invertir en agricultura genera una reducción de la pobreza de 2 a 4 veces más efectiva que otros sectores, las comunidades y organismos públicos debería aportar por ello. La vuelta al campo más allá de ser beneficioso para el bienestar individual de algunas personas, también es un modo de generar prosperidad social, superar la pobreza y además retomar un producción de alimentos más responsable y local.
Este es el motivo por el que desde la comunidad de Diseño Social EN+ estamos escribiendo para ti este post. Te invitamos a sumarte y conocer a todos aquellos emprendedores sociales que a través de plataformas digitales, ofrecen una alternativa al modelo actual trabajando para generar una nueva distribución más efectiva, más ecológica y más humana.
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