Buenas prácticas en tu cocina para evitar el desperdicio de alimentos

Compartimos algunas buenas prácticas para empezar a combatir el desperdicio de los alimentos desde tu cocina

Desde nuestra cotidianidad podemos tomar conciencia del desperdicio de alimentos y empezar a cambiar nuestros hábitos alimentarios para colaborar en esta transición hacia un desarrollo más responsable y sostenible. Empezando por respetar y valorar de forma consciente aquello que nos nutre y alimenta.

Alarga la vida de frutas y verduras. Existen pequeños trucos fáciles de aplicar para conservar los alimentos frescos durante más tiempo. Así evitaremos tener que tirar alguno que se nos ha quedado pocho y arrugado en el cajón del frigorífico.

Las hojas verdes de los vegetales son sensibles al aire y la sequedad de tu nevera. Una buena manera de prolongar su frescura es lavarlas bajo el grifo, escurrirlas bien y almacenarlas en un recipiente hermético con un paño en el fondo para que vaya absorbiendo el exceso de agua. 

Otra forma de conservar lechugas, espinacas y otras verduras de hoja verde es envolverlas en un paño de algodón después de haberlas mojado ligeramente con agua.

El brócoli, la zanahoria y algunas hierbas frescas como el perejil se pueden introducir en un tarro con agua antes de guardarlas en la nevera.

Las setas y algunas frutas de pequeño tamaño como las uvas, los higos y los frutos rojos pueden introducirse en bolsas de tela.

Practica el batch cooking. Esta práctica consiste básicamente en cocinar un día en grandes cantidades para tener un menú semanal que te permita comer de forma saludable empleando el menor tiempo posible en la cocina. De esta manera optimizamos al máximo el uso de la energía utilizada en la preparación de los alimentos y, al mismo tiempo, evitamos tener que tirar comida, puesto que solo cocinarás aquello que has planificado en tu menú de la semana.

Para aplicar este eficiente sistema con éxito lo primero que hay que hacer es elaborar un menú diario, por ejemplo de lunes a viernes, y dejar el fin de semana sin programar por si nos apetece cocinar algo especial o queremos salir a comer fuera. 

Prioriza los alimentos que ya tengas en casa y, si es necesario, añade a la lista de la compra aquello que necesites. Seguro que encuentras alguna conserva olvidada o algún alimento congelado a punto de caducar. A este proceso se le llama “hacer la lista de la compra inversa” y su objetivo principal es partir de lo que ya tenemos en nuestros armarios y neveras para evitar el desperdicio y, a la vez, ahorrar dinero.

Una vez tengas el menú preparado ya puedes ponerte a cocinar. Lo ideal es escoger elementos fáciles de cocinar y sin muchos añadidos que nos sirvan de base para elaborar la mayoría de los platos: 

  • Un cereal (arroz, quinoa, cuscús, bulgur) y una legumbre (lentejas, garbanzos, judías). 
  • Verduras cocinadas al horno, al vapor o salteadas. Verduras crudas lavadas, listas para ser consumidas. 
  • Frutos secos tostados al horno.
  • Huevos duros para añadir a una ensalada o un bocata.
  • Hummus, patés y otros preparados que se conservan bien durante unos cuantos días, como una vinagreta para acompañar tus ensaladas o una compota de manzana.
  • Un bizcocho o unas galletas.

Otra ventaja de tener todo ya preparado es que solo tendrás que dedicar unos 10 o 20 minutos diarios a elaborar la preparación de tu plato previamente cocinado.

Sé creativo con tus sobras. Las pieles y las partes de algunos vegetales que normalmente desechamos suelen ser comestibles. Aprovéchalas y conviértelas en una rica salsa de pesto hecha con las hojas de las zanahorias o en un maravilloso caldo de aprovechamiento. En este último caso puedes ir almacenando los restos de verduras en un bol o bandeja en el congelador hasta que tengas una cantidad suficiente.

También puedes optar por rebrotar los tallos de tus vegetales poniéndolos en tarros de cristal reciclados con un poco de agua. En pocos días podrás ver cómo van creciendo.

Moraleja: valora tu comida, reinventa tus sobras y evita el desperdicio de alimentos en tu cocina.


Algunos datos sobre el desperdicio alimentario:

Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se estima que aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician. Una cantidad alarmante sabiendo que para millones de personas la comida no siempre está garantizada y apenas pueden alimentarse de forma adecuada.

Reducir esta pérdida y desperdicio de alimentos es vital si queremos solventar este problema y crear un mundo en el que las personas no pasen hambre y tengan acceso a un consumo y una producción sostenibles. Ambos objetivos están presentes en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS 2 y ODS 12).

Escrito por Leandra Boj, Creatividad para ser más sostenible en good things, good planet

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