En todas las casas existe un espacio de juego privilegiado donde los niños pueden aprender y divertirse al mismo tiempo. Se trata de la cocina. Un lugar que muchos padres temen, por la proximidad de herramientas cortantes y fuentes de calor, pero que desde un punto de vista educativo, es ideal para fomentar la autoestima, la creatividad y la autonomía del niño.
Parafraseando a Clara de mamilatte “La satisfacción de prepararse un alimento para sí mismo o servirse agua por ejemplo, son impagables.” Solo hay que ver sus caras de concentración cuando les subes a un taburete y les pides que te ayuden a pelar una zanahoria, o a medir el volumen de harina para un bizcocho. Y lo mejor de todo esto es que esta rutina se repite, cada día, en cada hogar. Por lo tanto, sólo tienes que adaptar tu cocina y crear ambientes propicios donde os sintáis cómodos.
Si quieres iniciarte en la educación Montessori en la cocina, puedes inspirarte en estas pautas que te serán de utilidad a la hora de explorar con tus hijos esta maravillosa filosofía.
1. Montar un ambiente de trabajo
Hasta que tu hijo sea lo suficientemente alto para alcanzar la encimera, necesitará un espacio de trabajo. Hay muchas maneras de crear este ambiente, pero lo más importante es que sea cómodo y tú hijo pueda acceder de manera autónoma. Algunas familias optan por una cocina de juguete, presentada realmente como un espacio de trabajo, para que no genere confusión en el niño. Si puedes colocarla dentro del espacio de la cocina, mejor. De esta manera podrán jugar vertiendo agua o pelando con un cortador seguro.
Otras familias pasan directamente al espacio de trabajo real de la cocina, alzando a sus hijos con la ayuda de una torre de aprendizaje. Esta solución es ideal para cocinas pequeñas que no admiten un espacio específico de trabajo para los niños. Además tiene el aliciente de que podrás cocinar con ellos de igual a igual.
2. Incorporar en tu cocina herramientas adaptadas a los niños
Las pequeñas manos de los niños necesitan herramientas diseñadas a medida para incrementar la seguridad y sus competencias en la cocina. Pequeños boles, espátulas, batidores manuales, peladores y cortadores, serán los perfectos aliados a la hora de cortar una manzana a media mañana.
En las clases de Montessori los niños siempre usan un delantal en la cocina para mantener sus ropas limpias. El ritual de ponerse y quitarse el delantal marca también el inicio y fin del trabajo en la cocina.
3. Reserva una estantería baja o un carrito para sus cosas
De esta manera estarás fomentando su independencia. Una cocina Montessori deja a la altura del niño su vajilla y elementos de trabajo para que pueda facilitarse por ejemplo una ayuda a la hora de poner la mesa. Alguna familias incluso dejan una estantería del frigorífico accesible a los niños para que ellos mismos puedan prepararse un tentempié con autonomía.
4. Facilita elementos para la limpieza y el orden
Todo trabajo de Montessori concluye con una parte tan importante como el trabajo en sí mismo: limpiar y ordenar los elementos y la superficie que hemos utilizado. Cuando muestres a tu hijo cómo cortar una manzana asegúrate de que le enseñas todo el proceso: desde que eliges la manzana, la lavas, la pelas, la cortas, la presentas en el plato, hasta que concluyes limpiando el cortador y la tabla de cortar que has utilizado.
Para reducir momentos de tensión y riesgos, conviene seguir unas sencillas pautas que pueden resumirse citando a Beatriz de tigriteando “Para usar un cuchillo, SIEMPRE tiene que haber un adulto delante. Lavarse las manos antes y después. Horno abierto, manos en la espalda y mientras se cocina, cero peleas.” De esta manera, consigues que ellos retengan normas claras y seguras en la prevención de accidentes en la cocina.
Y para concluir lo más importante: no olvidemos la filosofía que hay detrás del método Montessori. Como diría Marta de Pequefelicidad, “Más allá de centrarnos en materiales y ambientes, conviene no olvidar la filosofía Montessori a la hora de relacionarnos con nuestros hijos”. De nada servirá que adaptemos y equipemos nuestra cocina con todos estos maravillosos elementos si en el fondo no estamos respetando la curiosidad o los tiempos de nuestros hijos. Para ello conviene revisar las preguntas que se hace Marta en este post que podrían resumirse en en una sola “¿Estoy practicando esta filosofía para ayudar a mi hijo en su desarrollo o simplemente estás decorando tu casa al estilo montessori?
Sin perder de vista esta finalidad, favorecer estos espacios seguros de trabajo en la cocina, es el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros hijos.
Escrito por Mavi de Mammaproof
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