¿Quién hizo mi ropa?

La industria de la moda es una de las industrias que más daño hace a nuestro planeta. Es la responsable del 20% de la producción de aguas residuales y del 10% de las emisiones de CO2 en el mundo. Los españoles desechamos unas 500.000 toneladas de prendas de vestir al año, y solo el 10% es reciclada. Pero como siempre, también podemos darle la vuelta y comprar de forma más consciente y sostenible. 

La compra compulsiva es una enfermedad que azota a nuestra sociedad. Está tan arraigada que a veces ni siquiera se detecta como un problema, sino como un hábito de vida más. Creemos (o nos han hecho creer) que nuestra felicidad depende de una prenda de vestir; “ir a la última moda” y venga comprar, y venga desechar. Si no tienes dinero, no te preocupes, hay prendas de bajo coste, en versión sintética por 2€, que dan el pego y te valen perfectamente para los 20 días que va a durar esa moda. Te la pones una vez, y es incómoda, te produce urticaria, en el primer lavado ya se ha estropeado y ahí queda. Hasta que un día te explota el armario y decides hacer limpieza. La ofreces en tu entorno, la metes en una bolsa para donar, la conviertes en trapo (o lija)… Y como tienes espacio, te propones hacerte con un nuevo “fondo de armario”. Y la rueda vuelve a empezar… 

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La industria de la moda es la segunda industria que más daño hace a nuestro planeta, después de la del petróleo. Es la responsable del 20% de la producción de aguas residuales y del 10% de las emisiones de CO2 en el mundo. El poliéster, utiliza 70 millones de barriles de petróleo al año, y tarda más de 200 en descomponerse. La viscosa, artificial pero hecha a partir de celulosa, también necesita 70 millones, pero de árboles. El algodón, la fibra más usada, es el que más pesticidas utiliza, y, además, se necesitan unos 2.500 litros de agua para fabricar únicamente una camiseta, o una media de 10.000 litros para unos vaqueros. Y las cifras indican que los españoles desechamos unas 500.000 toneladas de prendas de vestir al año, y solo el 10% es reciclada.

No solo nos cargamos los recursos naturales para producir las fibras, también se vierten cantidades bestiales de químicos al aire y el agua durante el proceso de producción de la prenda. Los Ftalatos, son químicos que se utilizan para ablandar tejidos y actúan como disruptores hormonales. Los colorantes azoicos, son los tintes más utilizados que liberan gran cantidad de aminas, potencialmente cancerígenas al entrar en contacto con nuestra piel. Alquifenoles: utilizados durante el proceso de lavado y teñido, también son disruptores hormonales. Los retardantes de llama se utilizan para reducir la inflamabilidad de los tejidos, y también intervienen a nivel hormonal. Los perfluorados son compuestos químicos que se utilizan en la producción textil y de cuero, tiene propiedades hidrófugas, y afecta a nuestro hígado y hormonas. Los metales pesados como el mercurio, plomo o cromo están presentes en algunos tintes y pigmentos utilizados en procesos textiles. Estas sustancias son realmente tóxicas y se van acumulando en nuestro cuerpo con efectos irreversibles. Están asociados a enfermedades neurológicas, problemas de riñón y a algunos tipos de cáncer.

Posteriormente, cuando las prendas ya están confeccionadas, deben recorrer medio planeta, con su correspondiente emisión de CO2, para acabar siendo incineradas, o si hay suerte, en nuestros armarios, junto con otras decenas o cientos de prendas. Obviamente, esta información no es ninguna novedad, y, los expertos contratados por las grandes marcas de la industria textil, ya se han chivado de que la alarma social por las consecuencias de sus prácticas, está sonando. Pues se han inventado el Greenwashing o ecoblanqueamiento, que consiste en hacernos creer que la industria de la moda (que mueve un billón de euros anuales) se preocupa por nuestro planeta.

Propuesta de Fashion Revolution Day / Fashion Revolution Week

Ahora, encontramos más oferta de “ropa eco”, o más sostenible (a ojos de unos pocos), pero que sigue utilizando fibras con un alto impacto ambiental. El volumen de prendas sigue siendo el mismo, las modas siguen durando 20 días, se siguen produciendo y confeccionando en países donde la mano de obra es esclava y el nivel de contaminación inaceptable.

¿Para qué toda esta información? Medio la sabíamos. La leo y me abruma, mejor miro para otro lado, ¡uy, mira! Kiabi ya tiene tienda online… Total… ¿qué puedo cambiar yo? El mundo está dirigido por los que más dinero y poder tienen, que a su vez manejan a los gobiernos y estos toman decisiones para ellos.. Puede ser, nunca lo sabremos con certeza. Pero granito a granito se forma un desierto, y este es el mejor momento para decidir en qué bando estar. Millones de personas alrededor del mundo toman decisiones día a día, para cambiar el rumbo de nuestro planeta, y para ser parte también de los que no queremos dejarles a las futuras generaciones un planeta inhabitable.

Convoquemos una desobediencia civil pacífica, no solo por nuestro planeta, también por nuestra salud psíquica. ¿Cómo? Simplemente abriendo la mente, apostando por la moda nacional que diseña y produce aquí.

En las ciudades tenemos la suerte de contar con muchas tiendas de diseñadores locales, opciones de compra de segunda mano, tanto en tiendas como online y recogerla a pie cerca nuestro. Hay miles de webs y apps para dar una segunda oportunidad a esas prendas que ya no usamos. Intercambiemos ropa en nuestro círculo, arreglemos la ropa que lo necesita, no necesitamos tanta, volvamos a usar a las modistas o costureras, dejemos de un lado las telas que tantos recursos naturales cuestan, organicemos mercadillos de ropa de segunda mano e invitemos a nuestros adolescentes a participar, interesémonos por la procedencia y la composición de nuestras prendas…

Y, sobre todo, centrémonos en aquello que dice: lo importante está en el interior. Esto no quiere decir que por ello debemos ir desaliñados, pero tener pocas prendas de buena calidad es mejor que comprar moda rápida para cada ocasión. Y si mientras conseguimos dicho objetivo tenemos un armario que no cierra, pensemos en circular la ropa y darle otra oportunidad.

Escrito por Laura Pedrero, promotora de Fridays for Future y Responsable de La Colmena El Bosque

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