Arrancamos agosto del calendario y llamamos al escenario a septiembre. Se sube el telón: 3, 2, 1… ¡Que comiencen los “jugos” del hambre! ¡Sí, sí! Los jugos, los zumos, los batidos bonitos de colorines… Esos que a día de hoy (y más aún en este mes del año) recorren páginas de revistas arriba y páginas de Instagram abajo. Una moda más con intención de facilitarnos la vida hacia una vida sana sin más esfuerzo que el de absorber por una pajita. Hablo de la moda detox.
Como decía, es septiembre, lo cual va ligado a hablar de métodos fantásticos para perder peso. La lista va desde pastillas, masajes, agua bendecida por un chamán alimentado con la energía del sol, del kale y de la chía, y por supuesto, los batidos detox.
Es el mes de retomar la rutina, de los nuevos propósitos y de la toma de conciencia, y muchas veces, con todo esto, entra el pánico, la culpa y la desesperación por querer perder a la de ya el exceso de peso ganado en las vacaciones o recuperar la salud que hemos ido perdiendo de chiringuito en chiringuito. Además, nos gusta la inmediatez, pero amigos míos… siento deciros que esto no existe. Al menos no existe sin que además de peso, perdamos salud.
¿Qué es una dieta détox?
Son dietas o planes basados en la ingesta de zumos o batidos que contienen fruta, verdura y otros ingredientes como sirope de ágave o panela (las primas modernas del azúcar), jengibre o semillas de moda como la chía.
Estos planes se dirigen a nosotros como el camino hacia la “desintoxicación” divina, es decir, nos garantizan un autolavado interno depurando al organismo de ciertas toxinas que se han acumulado por ciertos excesos y la indicación es alimentarnos únicamente de ellos (e incluso practicar ayunos), durante días o semanas. Existen recetas en internet de estos “supersmoothies” y también empresas que comercializan los zumos en cuestión prometiendo a su vez, la pérdida de peso.
¿Cuál es la realidad?
En primer lugar, partimos de la base de que el cuerpo humano elimina constantemente productos de desecho (toxinas). Los encargados de esta función son principalmente los riñones y el hígado, que gracias a un complejo metabolismo, nos “depuran” a través de la orina, el sudor, el aliento y las heces, y esto lo hace con o sin zumos.
En segundo lugar, a efectos prácticos, aunque se apelliden “detox”, nutricionalmente no son diferentes a cualquier zumo o batido de cualquier fruta y verdura que hagamos en casa, por muy bonitos que nos los pinten, no tienen superpoderes. Hablando claro, por muy “fashion” que sean, los smoothies no dejan de ser primos del tradicional gazpacho.
Aunque es buen hábito basar la alimentación en frutas y verduras, beber un batido o un zumo no es igual que masticar y comer la fruta o verdura per se. Tenemos dientes y una trituradora en forma de estómago, por algo.
Exceso de fructosa en dos tragos. ¿Cuántas piezas de fruta utilizamos para hacer un zumo détox?, ¿cuántas piezas seríamos capaces de masticar y comernos de una sentada? Tomar un zumo de varias piezas de fruta/verdura es un cóctel molotov a base de fructosa (azúcar) que le damos al cuerpo de golpe, y como no es la forma más natural de tomar esa fruta, al metabolismo de la glucemia no es que le haga demasiada gracia. De hecho, patologías como la hipertensión la asociamos al exceso del consumo de sal, pero ojo que también tiene mucho que decir en ello el exceso de fructosa.
Se comercializan a precio de sudor de ornitorrinco, es decir, que baratos no son… y no, hasta la fecha entre sus ingredientes no figura el oro en polvo soluble. (Aunque suena guay, así que tiempo al tiempo.)
Pero conozco a menganito y a fulanita que perdieron mucho peso con un plan détox.
Claro. Todo aquel que se alimente durante días a base de zumos perderá peso, porque son agua, con fructosa y poco más y su aporte calórico es muy escaso. También perderá peso quien ayune o quien se alimente únicamente de 3 rodajas de chorizo. ¿Significa que es saludable? No. Al contrario.
Otra de las premisas de estos planes, es que “aportan todos los nutrientes que el cuerpo necesita”, pero oigan, es que como zumos que son, no aportan ni proteínas, ni grasas, ni todas las vitaminas ni minerales que el cuerpo necesita, por lo que estos planes mantenidos durante días suponen incluso un peligro para la salud.
Además, pongamos que sí, que son la panacea contra el sobrepeso y la obesidad y que los exprimidores de naranjas se llevan el premio Nobel por ello, lo que está claro es que no es un hábito que podamos mantener a largo plazo. No, no lo es. No podemos alimentarnos de zumo de por vida. Y si no es sostenible ¿para qué queremos hacer algo tan restrictivo? ¿Por qué no buscar una pauta adaptada mantenida en el tiempo guiada por un profesional?
Conclusión.
Si puntualmente te apetece tomar un batido, un zumo… adelante ¡bon apetite! Pero no lo hagas como una pauta de alimentación si:
Los tomas por creer que si te alimentas durante días con ellos, tu cuerpo se depurará de los tóxicos.
Los tomas por perder unos kilos rápidamente.
Los tomas porque están de moda.
Los tomas por mejorar tu salud.
Antes de despedirme, como es época de promesas dietéticas, y este post se queda corto para hablar de ello, os invito a leer un artículo de mi compañera y tocaya, Victoria Lozada, también dietista – nutricionista, en el que explica muy requetebién los puntos a tener en cuenta para identificar una dieta milagro, en las cuales se engloban los planes detox, por si no habíais caído hasta ahora.
Victoria Fagúndez Rodríguez, Dietista – Nutricionista.
Si te gustan nuestros artículos, déjanos un comentario en nuestra página de Facebook. Descubre La Colmena que dice Sí aquí
comentarios