Todos los sabores están en la naturaleza. Una gran cantidad de plantas comestibles también. Ahora que en verano tenemos más tiempo y muchas veces nos vamos al campo, sería una pena perdérselas. He aquí cuatro plantas que puedes recoger para reinventarlas en la cocina. ¡Un poco de cultura Slow para estas vacaciones!
Durante unos 3 millones de años, es decir, más del 99% de su existencia en la tierra, el hombre se alimentaba de plantas silvestres. Pero el período neolítico cortó el hombre de sus raíces. Hasta entonces, se había alimentado de los “regalos” que le ofrecía la naturaleza. Pero al tomar la decisión de producir su propia comida, tuvo también que luchar contra ella y deshacerse de las malas hierbas que invadían sus cultivos… Unas malas hierbas que por cierto, ¡son a menudo excelentes verduras! Lo demostramos a continuación:
1- La ortiga: Urtica
¿Quién no se ha rozado con una ortiga durante una caminata y ha maldecido su picor un buen rato…? Pues esta mala hierba, es muy buena en la cocina.
¿Por qué nos gusta?
Ideas para la cocina
Como es obvio, la ortiga hay que recogerla con guantes y hay que escaldarla en agua caliente para que deje de picar. Sus hojas son más tiernas en primavera, aunque la podemos usar también en verano. Se cocina sobre todo en sopa o como ingrediente estrella de un pastel… En la plataforma de intercambio de recetas Cookpad, hay 16 entradas de recetas caseras con esta planta.
2- Canónigos silvestres: Valerianella locusta
Seguramente te encanten los canónigos en la ensalada… pero ¿sabes que hay una versión salvaje que crece en muchos sitios?
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No arranques los canónigos. Recógela delicadamente entre el dedo pulgar y el índice y córtala con la uña. Igual que en Como su prima doméstica, los canónigos silvestres se consumen sobre todo en ensaladas.
3- Pamplina: Stellaria media
También conocido con los nombres de Capiquí, álsine o hierba gallinera, también crece en los huertos. ¿Tenías la costumbre de arrancarla? Pues cambia el hábito y recógela para comer.
¿Por qué nos gusta?
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Es indicada como base para toda clase de ensaladas. Hay que lavarla con mucho cuidado, cincelando las hojas (enrollándolas y cortar en trozos pequeños). También apreciamos la versión natural, con vinagre y una cucharada de aceite de oliva, para acompañar carne o pescado.
4- El diente de león: Taraxacum officinale
No hace falta presentación. Es sin duda la planta silvestre más cocinada.
¿Por qué nos gusta?
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Comienza con la raíz. En Japón, se come salteada con un poco de aceite y salsa de soja. Continuar con sus hojas tiernas, las de los dientes de león más jóvenes son mejores y menos amargas que las de las plantas más viejas. Como de costumbre, puedes usarlas para hacer bonitas ensaladas o en una quiche. Terminar con las flores que se pueden usar en mermelada o, aún más elegante, en vino casero.
Para saber más podéis leer botanical, que ofrece una guía de plantas y flores silvestres con varias recetas.
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