Cambio de estación en Riconatura, una huerta ecológica en el Parque Agroecológico Soto del Grillo

Es primavera y el campo lo sabe. En Riconatura están ultimando su cosecha de invierno y preparando su cultivo de verano. Su huerta, en el Parque Agroecológico Soto del Grillo, en Rivas Vaciamadrid, se dedica a la agroecología y como reza su lema practican una “agricultura que cuida el producto, el entorno y la salud de las personas”. Dos hectáreas en las que producen desde hace tres años, productos de temporada y siendo respetuosos con el entorno natural. Acompañamos a Felix Ledesma Diego, a recoger las últimas hortalizas del invierno.

En un entorno privilegiado, dentro Parque Regional del Sureste de la Comunidad de Madrid con una rica biodiversidad que la componen “vegas de huerta, cereales, lagunas, humedales, recortados, y una amplísima fauna con más de 120 especies”,

Felix Ledesma comenzó a dar forma a su huerto en 2018.  Un producto fresco, natural, de kilómetro cero que distribuye a las Colmenas de Rivas Vaciamadrid y Camarma de Esteruelas, además de su tienda. “Queremos ir poco a poco, intentando siempre ofrecer nuestro producto de temporada. Tenemos pedidos pero nos gustaría ir a más”. 

La realidad del campo

Es una zona rica en campos hortícolas donde durante los últimos años ha habido cierto flujo de emprendedores que se encaminaban en un proyecto de huerto pero terminaban por marcharse. “Lo bueno de estas huertas es que el Ayuntamiento las alquila baratas, son 400€ la hectárea al año y te da el agua. El problema de España es que la gente abandona el campo porque no termina siendo rentable” señala Felix.

Aún quedan un puñado de apasionados por él, como Felix y su equipo, que se dedican a cuidarlo. “Hace 9 años salieron 18 proyectos, hoy somos cuatro. Sigo siendo agente de seguros. Esto me lo tomo como un reto, pero quiero hacerlo rentable” confiesa. Originario de Salamanca, viene de familia de agricultores y su vida ha ido siempre ligada al campo y el campo le ha devuelto el respiro que necesitaba. Pero confiesa, “que es muy duro”.

Felix visita de lunes a viernes la huerta y le lleva a Ignacio, que está en la tienda desde donde organizan los pedidos, lo recolectado. Aunque lo que más trabajo nos da y tiempo les quita es la preparación de los terrenos antes de cosechar, y es que no recurren a mucha maquinaria para su trabajo: “solo tenemos desbrozadora, dos máquinas cortacésped y dos motoazadas, y se acabó”. De vez en cuando cuentan con los tractores de una vaquería cercana que por un módico precio les ayuda a agilizar la tarea. 

Un ejército de flores para proteger la huerta

Ellos están dados de alta en el CAEM -Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad de Madrid- como productores ecológicos. Lo que les caracteriza principalmente es que no utilizan herbicidas “es lo que más residuos deja en el suelo”.

Su riego está enterrado por goteo, utilizan estiércol de vacas de ganaderías ecológicas “y aunque dejemos crecer las hierbas naturalmente utilizamos mayas para que a algunas plantas no las molesten. Hay ciertas plantas que son muy beneficiosas, como el tagete -unos clavelitos de color naranja- y otras para el pulgón y la araña roja que aniquila el tomate. También vamos a poner lavanda y romero”.

Más de 25 especies a lo largo del año

De su huerto nacen diversos tipos de coles, acelgas, espinacas y otras hortalizas de hoja grande, lechuga, perejil, tomates, patatas, pimientos, ajos y otros muchos más. La kale la plantaron en octubre y deben esperar a fin de año para comenzar a recolectar sus pequeñas ramitas que van cortando una a una. “Las coliflores se nos han dado fenomenal, las hemos aprovechado prácticamente todas”. 

Ahora están en plena transición de invierno a verano, “estamos empezando con el ajo tierno y el ajo, patatas, colirábano…para cosechar en primavera-verano. Ocho variedades de pimiento: “el gordo, el italiano, el piquillo…”; otras tantas de lechuga -que estará lista en dos meses, el pimiento tardará un poco más, en julio-. “Tenemos todo variedades de tomates de Madrid, el gordo de Patones, el antiguo, el moruno…” Y hasta uno suyo que crearon, a partir de semillas, el tomate Riconatura, fruto del proyecto “que empezó por esa necesidad de recuperar el sabor del tomate”. También plantarán pronto cuatro clases de sandía y melones. 

El cambio climático ya se nota en la huerta de Riconatura, el vaivén de las temperaturas no ha facilitado un óptimo crecimiento de algunas de las hortalizas que no han terminado de dar su fruto y que por las altas temperaturas que ha habido algunos días atrás han comenzado a desarrollar su flor. “Si el frío hubiese aguantado dos o tres semanas más los repollos podrían durar prácticamente todo el mes de abril, pero ya se están abriendo. La col lo mismo, coliflor vamos a poder sacar solo dos semanas. Tenemos que desechar mucho porque hay producto que no se puede vender” cuenta Felix. 

Por su ubicación, en esa huerta los cultivos de verano “se planta hacia mayo para evitar el riesgo de heladas, y sobrevivir por tener hojas más finas. Son unas plantas heroicas, soportaron a Filomena, con temperaturas de -20 grados. Pilló a la planta algo más pequeña y además les dejamos puesta la manta térmica, que soportaba la nieve. La dejamos durante el invierno y la quitamos hace dos semanas”. 

Su ilusión no es solo cosechar y distribuir su producto, también lo es la divulgación de la agricultura ecológica y por eso quieren organizar visitas de a la huerta para que los “clientes puedan colaborar con nosotros en alguna tarea y enseñarles, de dónde viene cada planta y a qué temporada pertenece”.

Escrito por Natalia Martínez, periodista gastronómica.

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