Intenta saber cómo se ha pescado

Deben evitarse las artes de pesca activas, como la red de arrastre de fondo, que arrastra muchas especies a su paso, incluidas especies no objetivo arrojadas muertas al mar. Este tipo de arrastre tiene un fuerte impacto en el hábitat y el medio ambiente marino.

Según WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), podemos hablar de pesca sostenible cuando se cumplen tres criterios: comemos especies que no están sobreexplotadas, se pesca sin perjudicar gravemente a los ecosistemas o a otras especies, como los delfines o las tortugas, y se lleva a cabo por empresas que tienen un sistema de autocontrol que garantiza que su apuesta por la sostenibilidad es real y a largo plazo.

En ocasiones la especie, el origen y el método de pesca se indica en la etiqueta, pero no siempre es así. Por eso lo mejor es preguntarle a tu pescadero de confianza. Lo más sostenible son los bivalvos (mejillones, almejas, coquinas, navajas…), y los pequeños pescados que naden como sardinas, caballas o jureles. Que sea de nuestra costa, de proximidad, también es un buen criterio de sostenibilidad.

La idea es optar por una pesca suave y artesanal, que respete el fondo marino, las tallas mínimas, especies protegidas y vedas. La pesca de pequeños barcos con trampas, buceo y cerca de la orilla, son las más sostenibles.

Evita el trío salmón-gambas

Una técnica para elegir una pescadería es evitar los puestos que predominen de naranja, con salmones y gambas.

¿El problema del salmón? Calidad del agua, alimento, densidad excesiva de peces… La salmonicultura en Noruega y Chile es aberrante, y empieza a serlo en Escocia, donde muchos criaderos han sido comprados por los noruegos. Hasta 14 millones de raciones de esta especie criada en las costas noruegas se sirven, cada día, a lo largo y ancho del planeta.

¿Qué pasa con las gambas? Proceden de granjas intensivas del fin del mundo (Tailandia, Ecuador, Madagascar, etc.), se someten a tratamientos químicos y en ocasiones se pescan en condiciones cercanas a la esclavitud.

Prueba especies que no conoces

La bacaladilla, la boga, la canana, el capellán, la cinta, el besugo blanco, el congrio, la galera, la oblada, el jurel, las mollas o brótolas, las lisas, el pulpo blanco y algunas más… Son especies que se pescan habitualmente en nuestras costas. Tienen precios asequibles y ofrecen, también, excelentes propiedades nutricionales. Sin embargo, los consumidores no los conocen. Y es que en los puertos de Cataluña se desembarcan y comercializan cada año más de doscientas especies de pescado y marisco diferentes, pero, según encuestas realizadas, un consumidor medio conoce como máximo cinco especies, y reconoce que en general siempre compra los mismos pescados. *

Hay muchos peces por descubrir y hay una gran variedad de recetas para cocinarlos. Puedes ir a restaurantes slow food, km 0 o a los de toda la vida que cuiden los productos y dejarte aconsejar, sobre todo si tienes la suerte de vivir cerca del mar.

Otra opción es optar por los mariscos, algunos caros pero otros como los mejillones o las almejas son muy asequibles.

Para saber qué pescado comer, según el mes puedes consultar la Guía de Greenpeace. Y además es importante que estas especies sean de lonja, propias de la costa de la región, puesto que tienen un alto valor nutritivo y gastronómico y son económicamente asequibles.

Compra tu pescado entero

Pierdes la mitad de un pescado cuando no lo compras entero. Y además es garantía de frescura. A menudo, el pescado capturado con redes de arrastre ha pasado varios días en el mar, por lo que ya no está necesariamente en buenas condiciones y se presenta en filetes.

* Extraído de la campaña “El mar te da mucho más/Los pescados de nuestros abuelos“.