Puede que el carácter innovador del cultivo de hidroponía ya fuera utilizado por aztecas y babilonios pero lo cierto es que ha sido en los últimos años cuando más se han venido desarrollando siendo conscientes de su alta productividad frente a una mínima huella de carbono, motivos que llevaron a Inés Sagrario y Ana Sáez a emprender con Ekonoke, donde cultivan hortalizas felices en mini huertos que hacen llegar después a nuestras casas.
Su centro de operaciones se encuentra a 20 kilómetros de Madrid, en San Sebastián de los Reyes. Un espacio dividido en diferentes habitaciones dedicadas al estudio y crecimiento de estos mini huertos que sus fundadoras consideran “la agricultura del futuro” y que desde hace un par de meses distribuyen en diversas Colmenas, hasta ocho, de la Comunidad de Madrid.
La semilla del cambio
Se trata de un modelo de agricultura que ha llegado y pretende quedarse, y nosotros felices de que lo haga: se trata de un producto de proximidad donde no intervienen químicos ni pesticidas, solo fertilizante de origen natural, que se cultiva sin plástico y se recibe en un packaging compostable con el que además el desperdicio es mínimo.
No se trata de un cultivo ecológico, “al no crecer sobre la tierra” aclara Sagrario “aunque no puedan certificarse, los cuidados de los huertos si que siguen parámetros ecológicos” añade. “No tenemos plagas y si las hay usamos productos autorizados bajo la agricultura ecológica” cuenta Ana, quien en el año 2000 se fue a Holanda a estudiar un máster sobre la materia cuando todavía en España ni se estilaba.
A Inés, economista, en el 94 un profesor de la carrera le despertó su interés por el desarrollo sostenible y su rumbo desde entonces ha seguido esta dirección.
Ambas vienen de áreas distintas, pero han logrado un buen tándem para dar forma a un proyecto que tiene algo más de un año de vida y que nació con la idea inicial de abastecer a HORECA pero con la crisis el modelo de negocio se replanteó para así comenzar a llegar al consumidor final. Ekonoke nace de lo ‘eko’ con k de karma “porque todo lo que siembras, se recoge” cuenta Inés refiriéndose a los valores que defienden.
De momento ellas y su equipo se dividen el trabajo de lunes a domingo, los cultivos también necesitan cuidados los fines de semana y de momento, hasta que no se automatice la planta, tiene que acudir alguien algún que otro ratito para mimarlas.
Cultivos del futuro
Su nave se divide en dos plantas, la baja se destina al cultivo de las hidropónicas y en la superior se lleva a cabo todo el I+D, es prácticamente como si se entrara a un laboratorio.
La baja a su vez está dividida en dos salas, una dedicada al cultivo de microgreens “hasta 40 o 50 variedades, con mucho potencial. Muchas son aromáticas que se pueden aprovechar para hacer la aromática adulta como la albahaca o el cilantro que puedan tener más uso entre los particulares” explica Ana a la vez que muestra otros mini cultivos como los rábanos, hierbabuena, guisantes, zanahorias…
Todos ellos están dispuestos en estanterías de cuatro alturas con bandejas que contienen unas planchas de fibra vegetal donde cultivan estas semillas que tardan en crecer “entre una semana y quince días dependiendo de la variedad” apunta Ana.
No solo es la brevedad del tiempo dedicado a su cultivo lo que las hace interesantes, ni el escaso consumo de recursos que necesitan -el agua con la que se riega recorre un circuito circular que se regula y “por eso las pérdidas son mínimas y no contaminamos acuíferos ni nada”, aclara Ana-; también la intensidad de su sabor se aprecia notablemente. Como con su hoja shisho, también conocida como “albahaca japonesa, tiene otros matices con aromas más cítricos” o la menta coreana “que en realidad es más anisada”, o la albahaca Tai.
En la sala principal cuentan con cultivos de algo mayor tamaño, los mini huertos donde se encuentran distintos tipos de brotes de lechuga y otros vegetales, como la rúcula que es puro umami.
Entre sus productos ofrecen diferentes mix, como el mild mix que incluye brotes tiernos de brassicas orientales como la mizuna, la mibuna, el pak choi y el tatsoi combinan sabores suaves e intensos, para una ensalada muy diferente y con colores diferentes.
Listas para consumir
Todos estos pequeños cultivos una vez han alcanzado su tamaño óptimo se pasan a una bandeja, base de fibra incluida, que servirá de packaging para su transporte que llega a casa y mientras la sigas regando aguanta unos cuantos días más. “Las aromáticas son muy agradecidas, las mini huertas también, son los microgreens los que son algo más delicados, pero aunque no tienen la condiciones tan ideales de crecimiento que tienen aquí, en casa también duran unos días” explica Ana. “La albahaca si está viva es mejor que le dé un poco de sol, que no tenga frío, el cilantro también” añade Inés.
Ekonoke distribuyen en las Colmenas de Alcobendas, Escuela Tobogán, El Bosque, Peñagrande, Las Tablas, Guindalera, Argüelles, Ciudad Jardín y Liceo.
Escrito por Natalia Martínez, periodista gastronómica.
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