En poco menos de un siglo, hemos multiplicado por 4 la población mundial. Pero… ¿cuánto mayor crees que es nuestro consumo de energía? La respuesta es: ¡20 veces más! En este artículo, no hablaremos acerca del mal que le hacemos al planeta, los gases de efecto invernadero, el calentamiento global… (etc, etc) pero sí de algunos trucos que puedes aplicar en tu día a día. Lo notará el planeta (¡y tu factura de la luz!).
NIVEL 1: El plan de acción para tu día a día
Apagar las luces y desconectar los aparatos informáticos. El precio que pagamos por estar conectados, es alto. ¡Ojo al dato! 34,5% de nuestro consumo de electricidad proviene de los aparatos informáticos, que son verdaderos “aspiradores” de energía. No es de extrañar que los hogares y los lugares de trabajo consuman el 40% de la energía nacional. Así que es sencillo: cuando las baterías estén llenas, desconectemos los cargadores. En el mejor de los casos, incluso deberíamos apagar la conexión Internet durante la noche…
¿Calefacción en octubre? La verdad es que en muchas regiones de España son pocos los meses en que hace realmente frío (o hasta estos últimos años hemos llegado al extremo de que nuestros gorros se quedan en el armario sin usar…). Otro efecto evidente del cambio climático. Así que en muchos hogares ¡seguro que podemos esperar hasta Navidad para poner la calefacción! Además, es aconsejable dormir en un espacio fresco (alrededor de los 18°C). También conviene saber que el paso previo para calentar un espacio, es tener un buen aislamiento.
Limpiar la ropa en frío. Este consejo es simple: utiliza los programas de 30°C o máximo 40°C de tu lavadora.
Optar por el consumo local, de temporada y a poder ser a granel. La huella de carbono de la cesta de la compra cuando provienen de los supermercados es inquietante, y la peor parte son los embalajes. En la gran distribución, los productos que más consumen energía (concepción+importación+embalaje) son la carne, el pescado y los productos lácteos. ¡Así que lo mejor es hacer un guiso casero de verduras con productos locales del mercado!
Mejor cocinar por inducción. Las placas de inducción calientan mucho más rápido y requieren por naturaleza de menos tiempo de cocción.
NIVEL 2: El plan ideal en tu trabajo
Borrar los mails inútiles. A todos nos ha pasado de abrir el mail y ver que tenemos una cifra enorme de mails en la bandeja de entrada. Y no estamos hablando de mails sin leer, sino de los mails que almacenamos. En este caso, no lo notaréis en vuestra factura de electricidad, pero sí a nivel planetario. Hay estudios que nos demuestran que algunas webs gastan más energía que otrAs; las imágenes que pesan y los vídeos son el motivo. También aseguran que estar más de 10 minutos con un mail abierto, consume igual de energía que imprimirlo. O todavía más: que el envío de 60 mails corrientes durante un año, ¡equivale a un trayecto de 1000 km en coche! Sorprendente, ¿no? También se aconseja no usar Clouds para subir las fotos personales o mirar la tele en streaming. La inmaterialidad de la web nos hace olvidar su glotonería energética…
Pasar de comprar el último iPhone. Las herramientas informáticas son altamente contaminantes y sólo el 30% se reciclan, así que intentemos no caer en la tentación del teléfono u ordenador de moda (incluso si pesa 0,5 gramos menos).
Escoger el buen navegador. Algunos navegadores son más costosos que otros… y la sorpresa es que el más utilizado, el Chrome, es el peor en comparación con Mozilla o Internet Explorer.
NIVEL 3: El plan de austeridad feliz, en marcha
Cambiarte a una compañía eléctrica renovable. ¡Sí! existen alternativas y la más importante es Som Energía. Es una cooperativa de consumo de energía verde sin ánimo de lucro, que produce energía a partir de fuentes renovables (sol, viento, biogás, biomasa, etc.) y está financiada con aportaciones económicas voluntarias de los socios. Además, también ofrecen el servicio de comercialización, es decir, gestionan, compran y facturan la electricidad que consumen los socios y socias, según los certificados de garantía de origen (CNMC), y sin necesidad de cambios técnicos en la instalación. Su objetivo es impulsar un modelo energético renovable, eficiente y en manos de la ciudadanía. ¡Yo me cambio mañana!
No usar nevera (o encontrar otros métodos para conservar la comida). La humanidad ha sobrevivido sin nevera hasta hace menos de un siglo, ¡así que es posible! Una nevera de más de 200 litros consume de media 200 kWh por año, es decir 30 €, cosa que representa más del 15% del consumo de energía por hogar. Algunos diseñadores han tenido la buena idea de concebir una cocina sin electricidad, usando la potencialidad de los materiales. Un ejemplo es colocar las verduras en posición vertical en una caja de arena para absorber su humedad (porque aquellas verduras que crecen en esta posición en el campo, pierden sus vitaminas cuando las ponemos en posición horizontal), o también han diseñado soportes en mármol para conservar la frescura de una lechuga, entre otras creaciones. Sin embargo, si dejar de utilizar la nevera no entra en tus planes, al menos ten en cuenta que no hay que colocarla junto a otras fuentes de calor como un horno o un radiador, y no hay que exponerla al sol.
No usar el avión (o no tanto). Parece increíble en el mundo en el que vivimos, lo sabemos. Pero tienes que enterarte: una ida/vuelta España-Vietnam, por ejemplo, consume 7 toneladas de CO2, que es lo mismo que 7 años de calefacción de gas en un piso de unos 50m. ¿Cómo te quedas? Igual estas vacaciones haremos turismo local…
Podríamos deducir de este artículo que para actuar bien y reducir de verdad el consumo de energía, deberíamos vivir sin Internet, sin móvil, sin calefacción… O quizás esperar a que haya un fenómeno natural mágico y las ciudades se iluminen gracias a las luciérnagas… ¡Pero no! Es más fácil que todo esto, y te lo acabamos de contar.
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