Febrero es el mes de San Valentín, de San Modesto y del Santo Catarro, porque es en este mes cuando viajar en metro, o coger cacahuetes salados de la barra del bar se convierten en deportes de riesgo. ¡Atchís!
La verdad es que los meses de frío traen resfriados que nos dejan tan débiles como superman delante de criptonita, y aunque la televisión nos atonte con verdades absolutas como que todo mal termina dónde empiezan los zumitos de limón con miel, los caramelitos de menta y el amor de madre, como siempre, hay más “placebismo” del que la ciencia aprueba.
Por todo este jaleo de mitos circulantes, he recogido los más polémicos en cuanto a alimentación, virus y bacterias:
¿Qué hacemos entonces ante un catarro?
Como comentaba con el tema de los caldos, los alimentos fáciles de digerir parece que son más apetecibles ante estas situaciones. De hecho, si hay que mencionar un súper alimento para estos casos,sería el agua. El agua como tal o el que llevan los propios alimentos como las frutas y la mayoría de hortalizas, y es que durante estos días en los que nuestro mejor amigo es el paquete de pañuelos, nuestro cuerpo se deshidrata (lo cual es incrementado en el caso de que haya fiebre), por lo que infusiones y caldos son opciones estupendas para ayudar a nuestro cuerpo a vencer la batalla.
Además, añadir ingredientes antiinflamatorios puede ser de ayuda para sentirnos un poco mejor. Por ejemplo, añadir una pizca de cúrcuma o jengibre. También puede ayudarnos a respirar un poco mejor en caso de congestión añadir hierbas aromáticas como menta o hierbabuena.
Para darle un empujón a nuestras defensas, tomar alimentos probióticos puede ser de utilidad, desde el típico yogur natural, hasta fermentados como el miso o el kéfir.
Pero sin duda alguna, lo más importante en estas situaciones es tener en cuenta que no todos los alimentos tienen directamente un superpoder asociado (en este caso, curar catarros), si no que muchas veces debemos tener más sentido común y consumir aquello que en ese momento más nos apetezca, ya sea un zumo de naranja o un caldo de la abuela, dejando al margen los poderes curativos y el querer ponernos buenos a la velocidad de un estornudo.
Entender que estamos pachuchos, frenar el ritmo, mimarnos, dejar que nos miman y esperar un par de días a que pase para volver a retomar la rutina con energía es fundamental para sobrevivir a estos momentos con la mejor actitud posible.
Artículo escrito por Victoria Fagúndez Rodríguez, Dietista – Nutricionista. Podéis seguir a Victoria en su página de Facebook e Instagram.
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