Las manzanas de la discordia

Solo una docena de manzanas dominan el mercado, representando el 70% de su cultivo en todo el mundo. La más extendida es la Golden, aunque también destacan la Pink lady, Granny Smith… todas ellas han reemplazado nuestras variedades locales. Y sin embargo, cada región cuenta con manzanas adaptadas a su propio territorio, como las manzanas de montaña. La estandarización es triste.

Cálculo mental
Cultivar y recolectar manzanas cuesta caro: más del 70% del coste de las manzanas proviene de la mano de obra. Sabemos que las variedades más valorizadas de la producción convencional se venden a un promedio de 50 céntimos el kilo y que el coste de producción promedio es de aproximadamente 35 céntimos el kilo por lo general (casi el doble en el caso de las manzanas ecológicas), así que nos preguntamos ¿cuánto gana el productor? Bien poco.

¡Sí! a las manzanas feas
En los supermercados vemos productos impecables y con proporciones armoniosas. Las manzanas “premium” deben ser perfectas: con pieles bellas, firmes, lisas, brillantes. Las de primera categoría pueden presentar una pequeña protuberancia, un color no del todo uniforme y “leves defectos de la epidermis”. No encontraremos jamás las manzanas de segunda categoría, que pueden presentar una mancha o un defecto en la piel pero que, sin embargo, son deliciosas en pasteles o compotas. Y ni hablar de las de tercera categoría, muy buenas para utilizar en la elaboración de otros productos, pero más difíciles de encontrar aún. ¡Qué desperdicio!

No todo lo que reluce es… sano
“An apple a day keeps the doctor away” (una manzana al dia te mantiene lejos del doctor) dicen los ingleses. Sin embargo, según el Environmental Working Group (EWG), la manzana en la producción convencional encabeza la lista de las frutas y verduras más contaminadas con pesticidas, alcanzando hasta 27 químicos por año… .

En cambio, la manzana ecológica está llena de bondades: pobre en calorías, rica en antioxidantes y fibras… podemos consumirla sin moderación.

Globalización frutal
Solo una docena de manzanas dominan el mercado, representando el 70% de su cultivo en todo el mundo. La más extendida es la Golden, aunque también destacan la Pink lady, Granny Smith… todas ellas han reemplazado nuestras variedades locales. Y sin embargo, cada región cuenta con manzanas adaptadas a su propio territorio, como las manzanas de montaña. La estandarización es triste.

Noviembre todo el año
Fiel a su mitología de fruta dorada, las manzanas siguen teniendo un valor impresionante e implican muchos, demasiados, viajes. Por poner un ejemplo, con el coste energético de transportar una tonelada de manzanas desde Chile a España, podríamos mantener nuestro frigorífico encendido… ¡dos años y medio! Impresionante… ¿verdad?

Un estudio de referencia en este sentido es Cuando el olmo pide peras, de Ingeniería Sin Fronteras, hizo justamente una comparativa energética entre estas manzanas transportadas desde Chile frente a unas producidas cerca de Barcelona. ¿El resultado? En el caso de Chile se consume una cantidad de energía más de 4 veces superior a la del caso de Begues. Y es el transporte el factor determinante de esta diferencia, pues representa más del 60% para la manzana chilena.

Kilómetros medios recorridos por un grupo de alimentos (Fuente: Estudio Lo que la nevera esconde, de Intermón Oxfam)

Pero todavía hay más. Y es que la manera de producir los alimentos también influye. Una finca industrial que practica el cultivo intensivo utiliza mucha maquinaria y más insumos químicos como pesticidas y fertilizantes, que además de empobrecer la calidad final de los alimentos y tener graves costes ambientales, consume más energía.

Por el contrario, en una finca ecológica y de proximidad se utilizan productos naturales para paliar plagas y enfermedades y potenciando procesos como la reutilización de restos de poda, comida o estiércol como fertilizante. No hay color.

Pero, ¿por qué seguimos trayendo manzanas de tan lejos? Porque los consumidores quieren manzanas TODO el año, incluso en verano, cuando ya no es temporada. Por ende, se recurre a la importación o a hacerles creer a las frutas que es noviembre en pleno julio. De esta forma, las Golden recolectadas en otoño se almacenan todo el año en cámaras de refrigeración (entre 5° y 8° C de temperatura, y del 70 al 80% de higrometría) con el fin de poder conservarlas mayor cantidad de meses y venderlas en pleno verano. Resultado: la huella de carbono no es mucho mejor que la de un vuelo Río/Madrid.

¿Conclusión?
¿Qué hacemos entonces? Elegir las variedades locales, aceptar que las frutas tengan pequeñas imperfecciones, y que también las pequeñas se comen, y las comemos cuando es la temporada. Y en verano, las podemos reemplazar por frambuesas, ciruelas, melocotones… ¿Y las manzanas ecológicas? Les damos preferencia, por supuesto, pero con una sola condición: que hayan sido cultivadas en nuestro clima y cerca.

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comentarios

  1. Es necesario acabar con esta locura alimentaria en la que estamos inmersos. e iniciativas como LCQDS y articulos que clarifican las ideas como este hacen mucho. Uno de los mejores proyectos que he visto en mucho tiempo. Enhorabuena nos habeis cautivado¡¡¡

    • ¡La Colmena Que Dice Sí!

      Muchísimas gracias Jesús!
      Estamos encantados de que te guste nuestro proyecto 🙂

      Ahora toca difundir el proyecto e intentar que llegue a más y más gente!

      Feliz martes 🙂

      Eva

  2. pues cierto que ay algo raro, compro ecologicas nose donde se hicieron y la verdad la piel tan gruesa como las otras del supermercado,,,, xk esa piel tan gruesaaaaa

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